La imposición de criterios únicos no son viables ni siquiera en las organizaciones militares, y de eso puedo hablar con propiedad porque pasé más de dos décadas de mi vida como oficial de la Armada venezolana.
Sin temor a equivocarme puedo decir que ejercer el liderazgo en el sector privado es mucho más difícil que en la vida militar, esta afirmación la hago sin ningún tipo de complejos, y ha sido el resultado de una profunda reflexión en los últimos años de mi vida en la que me he sumergido en el fascinante mundo de la Gerencia de Proyectos y que quiero compartir con ustedes.
El liderazgo lo podemos entender como el arte de influir sobre la gente para la consecución de objetivos comunes, y esto debemos hacerlo a través de la autoridad y no del poder, que son palabras que muchos tendemos a confundir como sinónimos, lo que es un error porque el significado de ambos términos, desde el punto de vista del liderazgo, es opuesto.
El poder (potestas), se puede definir como la capacidad de forzar o coaccionar a alguien, para que éste, aunque prefiera no hacer algo, haga nuestra voluntad debido a nuestra posición o fuerza, y depende en gran parte del imperium, entendido como el poder adosado a legalidad propia de un cargo.
En estos tiempos que vivimos el uso exclusivo el imperium y de la potestas en están muy alejados del liderazgo, uno de los lados que en conjunto con la Dirección Técnica de Proyectos y la Gestión Estratégica y de Negocios, conforman el Triángulo de Talentos del PMI ®.

Cuando una persona que ocupa un puesto de liderazgo en una organización (imperium) – no necesariamente esa persona tiene que ser un líder porque el auctoritas no viene con el cargo sino con la persona – tiene que hacer uso del poder (potestas), debe dejar bien claro que se ha visto obligado a ello; y tiene que entender que si recurrió a él es porque ha fallado su autoridad.
Como dijo en su oportunidad Margaret Thatcher, ex Primera Ministro Británica:
“… lo de tener poder es como lo de ser una Señora, si tienes que recordárselo a la gente, es malo, muy malo…”